COSTA RICA

Parque Nacional Tortuguero Ya sólo por el mero hecho de que se llega en lancha (o los más afortunados en avioneta u helicóptero) y no por carretera, hacen de éste un destino como pocos. Por un lado se deja llevar por el ritmo caribeño y la leche de coco aderezando los platos más típicos que se sirven en cabañas de madera maquilladas con vivos colores. Pero por otro permite echar una ojeada a las playas en las que por la noche acuden a desovar las tortugas marinas. Éste es un espectáculo que paga por sí solo el viaje a este rincón del Caribe costarricense, pero no el único, ya que tierra adentro surge una red de canales que se pueden recorrer en canoa y que hará que uno se crea navegando por en el Amazonas. Se puede disfrutar a bordo (si la ruta es en barca sin motor mucho mejor para no asustar ni molestar a los animales) de una mañana tempranera en compañía de los animales que se dejan ver y escuchar desde los árboles, y pasar al ras de un caimán que no te quita el ojo de encima.

Volcán Arenal En un país con inmensidad de volcanes, y no pocos que estén activos, existe un rey indiscutible y que forma parte sí o sí de cualquier recorrido que se haga en Costa Rica. El Arenal es un volcán de verdad, de los que sabría dibujar hasta un niño pequeño, y que en ocasiones, si las nubes no se agarran egoístamente a él, deja ver salir lava de su cráter y escuchar los temblores y explosiones que suceden en el interior de semejante caldero.

Volcán Poás Su silueta cónica no es tan sugerente como la del Arenal, pero el volcán Poás no lo necesita porque te permite subir hasta la cima de un cráter vaporoso (el mayor en tamaño del país) que emana azufre en rotundas fumarolas. Deja que lo veas antes de que la niebla lo cubra por completo, cosa que sucede más pronto de lo que nos gustaría, lo que requiere madrugar a base de bien y rezar al espíritu que vive en el Poás para que tenga piedad de nosotros y nos muestre su belleza volcánica.